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Raya Ziada, feminista palestina. "No hay liberación de Palestina sin la liberación de las mujeres"

Lucha Internacionalista, 7 de julio de 2023




Raya Ziada es miembro de Ta’at [Salir a la calle], movimiento político feminista en Palestina. Con ella debatimos en Barcelona sobre la situación política actual y el papel de la lucha feminista en la liberación de Palestina de la colonización israelí.

Lucha Internacionalista- ¿Cuáles son los principales objetivos de Ta’lat y cómo trabajáis?

Ta’lat representa un movimiento político feminista que iniciamos en 2019, dedicado a impulsar un discurso que entrelace el feminismo con la liberación de Palestina. En su esencia, este movimiento defiende firmemente la convicción de que una Palestina verdaderamente libre no puede existir sin la liberación de sus mujeres. Haciendo suyo el rotundo lema "no hay tierra libre sin mujeres libres", Ta’lat rechaza la idea de relegar la situación de las mujeres palestinas como una prioridad aplazada hasta después del fin de la colonización israelí de Palestina . En su lugar, hacemos hincapié en el imperativo de fomentar una cohesión social y política feminista, desmantelando la fragmentación impuesta por el sistema colonial de colonos sionistas. Además, nuestro movimiento cree fervientemente en la restauración de una sociedad palestina justa, que garantice la seguridad de todos sus miembros a lo largo del arduo camino hacia la liberación.

LI- ¿Qué significa Ta’lat?

Tal’at significa salir a la calle. Y de hecho ese fue el nombre de nuestra primera protesta en septiembre de 2019. . Conseguimos superar la fragmentación que nos impuso la colonización israelí, que intenta dividir a los palestinos en diferentes categorías y la geopolítica de Palestina en diferentes cantones. Así que intentamos abordar la lucha o la resistencia contra la ocupación en el marco de la unidad de lucha. La realidad en la que vivimos es muy compleja, después de 75 años de Nakba y de una vigilancia colonial sistematizada, y de la división impuesta por la ocupación. Las mujeres palestinas estamos sometidas a diferentes leyes y normativas (las de Cisjordania, la de Gaza, la de los territorios del 48 -actual estado israelí- la de la diàspora) y, por supuesto, hay diferentes realidades dependiendo de dónde nos encontremos, pero cuando se trata de la idea general del proyecto de liberación, necesitamos una narrativa de liberación que nos represente a todas. Y necesitamos la unidad de la visión de cómo podemos superar esto.

LI- Comenzó tras el asesinato de Israa Ghrayeb, una mujer palestina de Belén de 21 años, brutalmente golpeada por miembros de su familia en agosto de 2019.

Organizamos distintas protestas por toda Palestina y en el exilio y en los campos de refugiados palestinos contra la opresión de las mujeres ya sea psicológica, fisiológica, colonial, económica, patriarcal... Hay un vacío político en Palestina, y una falta de representación política. Nuestro lema es "vamos a salir a la calle, hasta que nos liberen". Y esto tiene dos significados: la liberación como palestinas y como mujeres. Intentamos aportar una perspectiva feminista a toda la narrativa de la liberación. Y este fue también nuestro mensaje en las protestas que organizamos por toda la Palestina histórica y no tratar los casos de opresión y/o violencia como casos individuales, sino como una causa colectiva. Hoy seguimos activas pero menos presentes en la calle (por razones políticas), en 2021 nos enfrentamos a mucha violencia y agresión por parte de la Autoridad Palestina (AP) mientras protestábamos en las calles: muchas mujeres se enfrentaron a un uso extremo de la violencia contra sus cuerpos por parte de la AP. Nos hemos centrado más en debates sobre cuestiones feministas y políticas que representan las luchas en Palestina y el Sur global y las mujeres en el mundo árabe. Eso no significa que no vayamos a volver a los espacios públicos, porque creo que ya hemos conseguido ganarlos antes y transmitir un mensaje político muy potente centrado en la liberación desde una perspectiva política feminista. Y por eso respondieron atacándonos, porque nos atrevimos a introducir una narrativa política holística de liberación.

LI-¿Qué significa para ti ser hoy feminista en Palestina?

Nuestro principal objectivo es terminar con la colonización. Vivimos bajo la colonización y la Nakba desde hace 75 años, y no ha terminado. Así que ser feminista es estar comprometida con todo el proyecto de liberación; cuando hablamos de liberación, tenemos en mente que también hay importantes luchas en las que estamos comprometidas que no van a ser pospuestas hasta la liberación de Palestina, porque creemos que este es el camino hacia la liberación. Desde una perspectiva feminista, hablamos de justicia social, y de su significado más amplio. Hablamos de dignidad, hablamos de los derechos de los trabajadores, hablamos de soñar con una sociedad que sí nos represente. La cuestión es: ¿cuál es la Palestina con la que soñamos? y ¿cómo podemos incorporar y remodelar el feminismo político en el marco fundamental de la ideología y el activismo político y social, al tiempo que los alineamos con el proceso de consecución de la liberación nacional? El feminismo y la liberación nacional no se excluyen mutuamente, sino que se entrecruzan y complementan. Al entretejer los principios feministas en el tejido de nuestra lucha por la liberación, creamos un movimiento poderoso e inclusivo que desafía a los sistemas opresivos y lucha por la autodeterminación y la libertad de Palestina.

LI- ¿Cómo ves a la Autoridad Palestina?

Desde mi punto de vista, los Acuerdos de Oslo son un hecho perjudicial en la historia palestina, ya que afianzaron la fragmentación y obstaculizaron el empoderamiento político en la búsqueda de la liberación palestina. Junto con el Protocolo de París, que tiene su origen en una agenda neoliberal y colonial disfrazada de "paz económica", pone en peligro la verdadera esencia de nuestra lucha por la libertad. Lamentablemente, la actual Autoridad Palestina soporta la carga de la financiación de la ocupación israelí, convirtiéndola de hecho en una ocupación rentable e incluso lucrativa. En la actualidad, la Autoridad Palestina ya no representa la voluntad política del pueblo palestino, pues existe una disparidad significativa entre sus aspiraciones de liberación y justicia social y el programa que persiguen las instituciones nacionales oficiales.

En los últimos meses se han producido numerosas huelgas organizadas por sindicalistas, a pesar de que estos sindicatos operan bajo el control de la Autoridad Palestina. Se trata de un hecho digno de mención, ya que refleja una creciente toma de conciencia entre los miembros de los sindicatos para exigir mejores condiciones de trabajo y justicia social. En particular, el sindicato de profesores, el de sanidad y el de periodistas han salido a la calle y se han declarado en huelga en los últimos meses. Es evidente el fracaso de las instituciones gubernamentales oficiales a la hora de cumplir con sus responsabilidades como representantes del pueblo palestino. Además, estamos ante una enorme crisis económica, con estadísticas alarmantes como una tasa de desempleo de aproximadamente el 30%, que se eleva al 60% entre los jóvenes. En Gaza, la situación es aún más grave, con una tasa de desempleo que alcanza el 40% y un 80% de la población que depende de la ayuda internacional.

Teniendo en cuenta el funcionamiento de la Autoridad Palestina, tanto en Gaza como en Cisjordania, es evidente que actualmente se enfrenta a una grave disfunción. La autoridad parece depender únicamente de la opresión del pueblo palestino para sostenerse, como un pulmón s que lucha por respirar. Esta precaria situación ha amplificado la sensación de amenaza que siente la Autoridad Palestina, ya que cada vez es más evidente que no está cumpliendo con sus obligaciones y está virando hacia un régimen dictatorial, lo que alimenta el crecimiento de las fuerzas de la oposición.

LI- ¿Puedes explicarnos mejor cómo funciona la policía palestina?

El asesinato del activista político Nizar Banat desencadenó protestas generalizadas contra la Autoridad Palestina (AP). Las fuerzas de seguridad palestinas respondieron con un despliegue excesivo y brutal de violencia. Hubo policías encubiertos que atacaron específicamente a mujeres, sometiéndolas a violencia directa, como por ejemplo mujeres rodeadas por diez hombres que las agredieron sin piedad. También salieron a la luz casos de acoso sexual. El ambiente de vigilancia se suma a la angustia, ya que las personas se sienten constantemente observadas no sólo por las fuerzas sionistas de ocupación, sino también por la AP si forman parte de la oposición.

Además, este sistema opresivo se perpetúa gracias a la ayuda internacional y a las agendas políticas, sobre todo de Estados Unidos y Occidente. Por desgracia, la ayuda se canaliza predominantemente hacia el refuerzo de los aparatos de seguridad en lugar de invertir en sectores vitales como la agricultura, la sanidad y la educación. Resulta desalentador comprobar el fracaso de la AP a la hora de construir un Estado que refleje nuestras aspiraciones y la visión por la que luchamos: una Palestina libre y liberada que abarque todo el territorio, desde el río hasta el mar. Este paradigma sólo sirve para reforzar la noción de un Estado en declive, lejos de la Palestina con la que soñamos.

LI- ¿Cuáles son hoy los principales debates en el movimiento feminista en Palestina?

Las ONG de mujeres palestinas y la sociedad civil centran sus esfuerzos en la defensa de leyes y políticas contra la violencia que sufren las mujeres. Este movimiento feminista se ha enfrentado a importantes retos, como la presión y la represión de facciones extremistas. Desde Ta’alat, nos negamos a hacer demandas o a buscar el cambio desde sistemas que són còmplices con esta opresión y violència contra las mujeres, empezando por un sistema colonial que permite activamente la violencia contra las mujeres. Además de la autoridad palestina, representada en su institución nacional, incluidas las instituciones sanitarias, judiciales y legales, que también son cómplices de la perpetuación de dicha violencia. En consecuencia, defender o cooperar con el actual sistema oficial palestino no es algo que apoyemos ni en lo que nos impliquemos. Sostenemos firmemente que el cambio real debe surgir de otras vías. Del mismo modo, las mujeres palestinas que residen en los territorios del 48 se enfrentan a una situación similar, ya que el propio sistema, influenciado por el régimen sionista, también es cómplice de fomentar la violencia contra las mujeres palestinas.

LI- ¿Nos recomiendas libros, autoras, medios de comunicación, cuentas sociales para aprender de las feministas palestinas y de Oriente Medio?

Las verdaderas lecciones de resistencia y desafío no se limitan a escritoras o académicas; emanan de las mujeres palestinas corrientes que han desafiado obstáculos insuperables durante 75 años bajo el peso de la opresión y la colonización. Las mujeres de Gaza encarnan el epítome de la resistencia, empleando tácticas creativas, sociales, políticas y económicas para sobrevivir dentro de los confines de un asedio de 15 años que les ha impuesto el régimen sionista. Esto desafía la narrativa predominante en Occidente de que hay que empoderar a la mujer árabe. En realidad, nosotras, como mujeres palestinas, somos seres intrínsecamente políticos, como atestiguan nuestra propia supervivencia y nuestra capacidad para sortear los retos cotidianos durante los últimos 75 años. Cada acción que emprendemos está impregnada de un profundo significado político.

En medio de un mundo que entra en una espiral de crisis global y desciende hacia el caos, nos encontramos en una intrincada red en la que las fuerzas del capitalismo, el imperialismo, el liberalismo y el colonialismo convergen en Palestina, como un laboratorio para poner a prueba y aplicar sus estrategias. Sin embargo, contra todo pronóstico, no sólo sobrevivimos, sino que insuflamos vida a las ruinas de los hogares demolidos y encontramos fuerza en medio de la opresión cotidiana. Las feministas palestinas y las mujeres de Palestina nos ofrecen una sabiduría y una inspiración inestimables. También podemos inspirarnos en las mujeres yemeníes que lideran protestas, las libanesas que encabezan revoluciones y las egipcias que dejan huella. Estos ejemplos echan por tierra los estereotipos que presentan a las mujeres árabes como eternas víctimas. Rechazamos con vehemencia esas narrativas, porque nos negamos a que nos definan como víctimes. Al contrario, estamos en el centro mismo de la lucha, en el corazón vibrante de la resistència: nuestra propia existencia se ha convertido en un poderoso acto de desafío y resistencia.

Frente a la crisis mundial en curso que nos envuelve a todos, las lecciones que podemos aprender de la fuerza y la resistencia de las mujeres palestinas al adoptar sus estrategias, su espíritu inquebrantable y su capacidad de adaptación y resistencia, podemos encontrar inspiración y orientación para navegar por los desafíos a los que nos enfrentamos colectivamente. Sus experiencias y sabiduría aportan una perspectiva transformadora, ofreciendo vías para superar las crisis polifacéticas que asolan nuestro mundo.

LI- ¿Cómo puede el movimiento de solidaridad internacional apoyar hoy al pueblo palestino?

Es de suma importancia que la comunidad internacional rechace resueltamente y ponga fin a todos los acuerdos con el régimen sionista, inspirándose en las acciones de principios como la que se emprendió en Barcelona [con la ruptura de las relaciones institucionales del ayuntamiento con Tel Aviv e Israel] . Pero, estos esfuerzos deben ir mucho más allá de los meros gestos. Hay que examinar rigurosamente y desmantelar todos los acuerdos, sin dejar lugar a la ambigüedad moral ni a la complicidad. Esto es lo mínimo que puede hacerse, tanto moral como humanamente, pues todo lo que no sea una oposición inequívoca equivale a una complicidad total.

Todos debemos hacer frente a la omnipresente influencia del régimen sionista, sobre todo en sectores críticos como la tecnología y el comercio de armas, donde pretenden extender su alcance a todo el mundo. Poner fin a todos los acuerdos de armas militares es un paso crucial, ya que se benefician de la venta de tecnologías avanzadas que van mucho más allá de los sistemas agrícolas y de riego (por ejemplo). La comunidad internacional debe reconocer que estas mismas tecnologías son desarrolladas por las mismas empresas responsables de la fabricación de las armas destructivas esgrimidas contra el pueblo palestino, incluidos ancianos, mujeres y niños. El sufrimiento padecido por los palestinos, especialmente en Gaza, sirve de inquietante testimonio de las incesantes pruebas de estas armas.

Para fomentar un movimiento poderoso, alentador y revolucionario, debemos rechazar colectivamente toda complicidad en la perpetuación del ciclo de opresión y la Nakba impuesta al pueblo palestino. Mantengámonos unidos en una solidaridad inquebrantable, trabajando activamente para romper todos los lazos con el régimen sionista y hacerle responsable de la multitud de crímenes cometidos en los últimos 75 años, exigiendo justicia para las innumerables vidas afectadas por sus prácticas despiadadas. Adoptando una postura decidida, contribuimos al desmantelamiento de los sistemas opresivos, allanando el camino para un futuro firmemente arraigado en la justicia, un futuro en el que los 6 millones de refugiados palestinos puedan finalmente regresar y Palestina pueda ser liberada por fin.

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