Artículos de actualidad de la UIT-CI




Artículos de actualidad sobre Ucrania



8M: IMPRESIONANTE DEMOSTRACIÓN DE FUERZAS DEL MOVIMIENTO FEMINISTA



Estás aqui : Portada » Temas » Internacional

Francia

Fundación del Nuevo Partido Anticapitalista

L.C. Gómez-Pintado, "Luca", 15 de abril de 2009




“…Tomemos en primer lugar el movimiento sindical. ¡Ahí tenéis a Inglaterra!
En ese país, el movimiento sindical no sólo no es socialista, sino que en
parte incluso es un obstáculo para el movimiento socialista. En lo que se
refiere a las reformas sociales, los “socialistas de cátedra”, los socialistas
nacionales y otros de la misma calaña también las preconizan. En cuanto
a la democratización, no hay nada en ella que no sea específicamente
burgués. La burguesía ya había inscrito en sus banderas la democracia
antes que nosotros. ¿Qué es entonces lo que hace de nosotros, en nuestra
lucha cotidiana, un partido socialista? Solamente la relación de estas
tres formas de lucha práctica con nuestro objetivo final. El objetivo final es
lo que da su espíritu y su contenido a nuestra lucha socialista y hace de
ella una lucha de clase. Y, en contra de lo que dice Heine, al decir objetivo
final no debemos entender tal o cual representación de la sociedad futura,
sino aquello que debe preceder a cualquier sociedad futura, es decir, la
conquista del poder político.”

Rosa Luxemburgo, Intervención en el Congreso Socialdemócrata de
Stuttgart, 1898.

En el Estado Español, la candidatura
de Izquierda Anticapitalista
para las elecciones al parlamento
europeo –impulsada por Espacio
Alternativo / Revolta Globalseñala
en su manifiesto la “necesidad
de una alternativa política
anticapitalista cuya única lealtad
esté en las luchas y movimientos
sociales, que nunca acepte
participar en la gestión del
sistema...”, que por ahora no
existe. También declara su
disposición a contribuir en la
construcción de esa alternativa
que “llegará a buen puerto si
convergen en ella, desde sus
propias experiencias, organizaciones
e ideas, quienes ahora
comparten ya las críticas radicales
y las luchas contra este
sistema, pero aún no un proyecto
político anticapitalista alternativo”.
La fundación del NPA francés
fue impulsada por la Liga Comunista
Revolucionaria (LCR,
equivalente de EA/RG) tras su
disolución a finales del 2008, y
mostraría un proceso más
avanzado de esa propuesta. Y así,
en tanto que como bases de
reagrupamiento nos parece
pueden ser válidos, como a
programa de partido estaríamos
en contra.

Proceso de luchas y
movilizaciones con efectos políticos
Las respuestas de los sectores que
reciben los golpes de la ofensiva económica
son desiguales, pero innegables
en casi todo el mundo. En Europa, particularmente
Francia atraviesa un ascenso
de las movilizaciones en los últimos
tiempos, desde la derrota del proyecto
de Contrato de Primer Empleo por
las multitudinarias movilizaciones en
2006, hasta las recientes manifestaciones
y paros de millones de trabajadoras
y trabajadores, y las largas y masivas
huelgas generales en las colonias
de Martinica y Guadalupe. Dos grandes
manifestaciones (el 29 de enero y
el 19 de marzo), en las que participaron
millones de trabajadores y estudiantes,
mostraron el rechazo popular al gobierno
de Sarkozy. Las reacciones contra
los despidos y cierres de plantas
asumen formas desesperadas, como
el secuestro de empresarios e incipientes
ocupaciones de centros de trabajo.

Hay huelgas en correos y en la sanidad.
La huelga de los docentes e investigadores
universitarios va para dos
meses y cuenta con un amplio respaldo
estudiantil demostrado en manifestaciones
de decenas de miles. Funcionarios
oficiales dicen temer una “rebelión
juvenil”. La izquierda sindical crece,
y los aparatos del sindicalismo burocrático
se ven obligados a secundar
convocatorias que no desearían con
tal de mantener el control sobre los que
manifiestan su protesta y su disposición
para la lucha. El retroceso industrial,
los despidos, los cierres de plantas
y las reducciones salariales
agudizan todas las contradicciones. Y
si bien las luchas se mantienen todavía
en una fase defensiva, cada vez son
más importantes, y más se preparan
las condiciones para que aparezcan
nuevas direcciones que las conduzcan
con planteamientos distintos a los de
las actuales.

En el terreno electoral, los partidos y
coaliciones a la izquierda del PS habían
alcanzado el 10,44% de los votos en
las elecciones presidenciales de 2002.
Ese porcentaje descendió al 5,75% en
las de 2007. En ellas, el PCF no llegó al
2%, con 700.000 votos, y los Verdes
tuvieron un resultado inferior.
Besancenot, candidato de la LCR, obtuvo
el 4%, con 1.500.000 votos. Posteriormente,
en la campaña del referéndum
sobre la Constitución Europea,
donde triunfó el NO, Besancenot jugó
un papel destacado. En las elecciones
europeas se le vaticina entre el 8 y el
16%.

Laurent Fabius, del PS, advirtió hace
poco sobre el crecimiento de “movimientos
profundos y efectivamente
radicales”. Y no le falta razón.

Un importante agrupamiento
aún por definir

En lo que parece ser un significativo
proceso de confluencia de numerosos
sectores en ruptura con las direcciones
tradicionales al calor de las luchas
y movilizaciones, el NPA cuenta con
más de 9000 miembros, frente a los
3000 que tenía la LCR. La prensa francesa
dio una cobertura excepcional a
la fundación del NPA –nombre apoyado
por el 53% de los asistentes al congreso
de fundación, frente al de Partido
Anticapitalista Revolucionario, que
quedó con el 44% y fue desechado.

Según Espacio Alternativo, su equivalente
en el Estado Español, “con la
creación del NPA se intenta traducir en
fuerza militante organizada el apoyo
social y electoral del que goza
Besancenot (…) para avanzar en la construcción
de una nueva herramienta de
combate, adaptada al periodo histórico
actual”. La LCR ya había planteado
la formación de un “partido amplio”, en el que participaran -según sus propias
palabras- “revolucionarios y no revolucionarios,
guevaristas, ecologistas, feministas,
antiglobalizadores”. Sus destinatarios
(PCF, verdes, movimientistas)
lo habían rechazado en aras de la reconstrucción
de la “izquierda plural” con
el PS. Sin embargo, no lograron ponerse
de acuerdo en un “candidato antineoliberal
único” en las presidenciales
de 2007. El NPA rechaza ahora la fracasada
experiencia de la ‘izquierda plural’
con el PS y sus comparsas, aunque
durante mucho tiempo ocurrió lo contrario:
la LCR alentaba el voto a esa izquierda
plural, hoy golpeada por la insuficiencia
de su política ante la situación,
y por el importante rechazo de
sectores significativos a su práctica de
pactos, rebajas y desmovilización. Y,
efectivamente, parece ser un buen momento
para hacerlo. LCR lo hace, sin
embargo, disolviéndose como partido
en un movimiento amplio y por definir, y
diluyendo sus planteamientos para satisfacer
a todos los sectores de ese
movimiento.

La propuesta del NPA: difuminar
la línea entre el anticapitalismo
y el electoralismo…

En el documento fundacional del NPA
pueden leerse una gran cantidad de
apreciaciones justas sobre el capitalismo
y el desastre al que está conduciendo
a la humanidad, o sobre las formas
y métodos de dominación y de
explotación, sobre las afrentas y abusos
con que ejerce su dominación, etc.
Pero eso puede leerse también en infinidad
de folletos y publicaciones.

El documento habla de la creación
de comités y organismos de poder alternativo,
pero no sabemos cuál será
la función y organización de éstos. Habla
también, junto a una serie de nacionalizaciones,
del control de los servicios
públicos por los asalariados y los
usuarios, de la democracia en las empresas
y de la planificación y
reorientación de la economía para el
bien social frente al beneficio individual;
tampoco sabemos muy bien, por el documento,
cómo pueden llegar a hacerse
tales cosas.

En el documento del NPA, los/as
inmigrantes son “personas” que sufren
la represión y los abusos
antidemocráticos de los gobernantes
y del Estado, sin que entre a enjuiciar el
papel que juegan en el capitalismo actual,
como trabajadores y trabajadoras
que son producto del expolio imperialista
de los países menos desarrollados
y que forman parte del ejército
de reserva de mano de obra para
tirar a la baja sueldos y condiciones de
vida y trabajo del conjunto. Para el NPA,
el expolio imperialista parece tener sólo
efectos ecológicos.

El NPA se pronuncia contra su propio
imperialismo, el francés, y contra la
Unión Europea y el imperialismo en general,
y reivindica el derecho de autodeterminación
de los pueblos y el apoyo
a las luchas de liberación nacional...
pero no sabemos si el NPA defiende la
independencia de las colonias francesas
actuales.

En el documento, en fin, se habla un
poco de todo, mezclando reivindicaciones
y caracterizaciones muy atinadas
con otras que no tanto, pero sin
que sepamos muy bien a qué viene
todo ello. Al final no queda claro el objetivo,
qué será el gobierno de los trabajadores
que propugna el NPA, cuáles
serán sus tareas… como no sea la solución
particular, uno a uno, de la infinidad
de problemas y desajustes económicos
y democráticos que engendra el
capitalismo. El Gobierno de los trabajadores
aparece enunciado como cualquier
gobierno burgués, como el que
ocupa el vencedor de unas elecciones
cuando se dispone a cumplir una pequeña
parte de su programa de reformas
y sube algunos euros el salario
mínimo o las pensiones poco antes de
salir sonriendo en el siguiente vídeo de
promoción electoral.

La defensa del salario mínimo, o del
derecho al trabajo, o la defensa de la
vivienda de la expropiación por parte
de los bancos, “en un contexto de derrumbe
capitalista”, exige reivindicaciones
y metodologías anticapitalistas:
reparto de las horas de trabajo, control
de precios, nacionalización sin compensación
de los bancos, de las grandes
compañías, control obrero, planificación
de la economía para ponerla al servicio
de las necesidades de la sociedad, etc.,
y todo eso, mejor o peor, está en el
documento. Pero, ¿cómo hacemos
avanzar las luchas actuales en esa dirección?
Y, una vez en ella, ¿qué forma
de gobierno y qué régimen van a hacer
posible todo eso? Esas son respuestas
que debe dar un programa revolucionario
y que buscarán sin éxito muchos
de los y las que sin duda verán en
el NPA una alternativa al reformismo y
la claudicación de los dirigentes actuales
del PS, PC y los sindicatos tradicionales.

… renunciando a la dictadura del
proletariado, al trotskismo y al
partido revolucionario

La crisis capitalista cambia la conciencia
de muchas maneras. Una de las formas
que toma ese cambio es el llamado
anticapitalismo. En el anticapitalismo
se mezclan todo tipo de corrientes, incluso
algunas que no son tales. Los
movimientos antiglobalización o los
ecologistas no cuestionan la propiedad
privada de los medios de producción.
Y no digamos el gobierno y el régimen
que la sustentan. Ellos quieren
“humanizarlo”. Por ejemplo, la llamada
‘tasa Tobin’ de los Foros Sociales Mundiales
(reivindicación de un pequeño
impuesto simbólico en las transacciones
financieras para destinarlo a la lucha
contra la pobreza) ¿contribuye a
acabar con el capitalismo? Este es uno
de los motivos por los que un partido
revolucionario debe delimitarse con la
máxima claridad al participar en ese tipo
de movimientos. Debe hacerlo, además,
para conservar la claridad en el
movimiento –que todos sepan quién es
quién y qué propone cada uno- y en el
propio partido, para evitar disolverse.
Porque estos movimientos forman parte
de procesos transitorios que o nos
acercan a la lucha por la toma del poder
por los trabajadores o nos alejan
de ella. Sin embargo, la LCR se “disuelve”
en el NPA orgánica y políticamente
por voluntad propia.

Gran parte de los ex dirigentes de la
LCR han expresado públicamente que
quieren que la nueva organización no
sea claramente trotskista, porque hay
que ser “más amplios” y “llegar a más
gente”. Esa declaración de intenciones
expone claramente la senda elegida, que
conduce al electoralismo y a la búsqueda
de “soluciones” dentro del sistema,
aunque intente enunciar lo contrario.
Esta renuncia a los principios se ha vestido
con la necesidad de innovar y responder
a ‘nuevas sensibilidades’, llegando
a coincidir con Chavez en el término
“socialismo del siglo XXI” y con
Iniciativa per Catalunya –levantada sobre
los restos del PSUC- en el de
“ecosocialismo”.

Un partido revolucionario adapta su
programa a la situación histórica, pero
no con el fin de dejar fuera sus principios
fundamentales y, como decía Rosa
Luxemburgo, su objetivo final; sino para
hacer comprensibles esos principios y
ese objetivo a la conciencia imperante
en cada momento. Esa es su función
histórica. Sin embargo, por el rumbo
que toma, el NPA no parece estar dispuesto
a cumplir ese papel, sino que
nace marcado por la misma confusión
y falta de objetivo final que fortalece
aquello que dice combatir.

Ir a la versión en catalán